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Los correos electrónicos entre cónyuges enviados desde el trabajo no son privados

En Estados Unidos, un Tribunal de apelación ha ratificado el fallo dictado por un tribunal de distrito en el sentido de no considerar privados los correos electrónicos intercambiados por un hombre y su mujer por haber sido enviados y recibidos dichos correos desde la oficina y desde la cuenta de correo electrónico del trabajo. Además, a ello hay que sumar que el tribunal  tuvo muy en cuenta que  previamente esta persona había firmado un consentimiento para aplicar la política que permitía al empleador controlar las comunicaciones realizadas desde el trabajo; y que, conociendo dicha política, no tomó las medidas necesarias para proteger estas comunicaciones.

En general, hay que advertir que en Estados Unidos  las comunicaciones entre cónyuges se entienden privadas y gozan del llamado privilegio marital. Sin embargo, en este caso, se entiende por parte del tribunal que este hombre renunció voluntariamente a este privilegio marital al realizar las comunicaciones desde la cuenta de correo electrónico del trabajo y desde el ordenador de la oficina cuando podía  haber realizado estas comunicaciones por otro medio, máxime cuando el afectado conocía la política que permitía el control discrecional por parte del empresario de los correos electrónicos almacenados en el sistema.

En realidad, este recurso surgió después de que un jurado condenara a este hombre por la comisión de una serie de delitos en los que utilizaba su antigua posición de legislador estatal para conseguir financiación para una universidad pública a cambio de trabajo en la universidad.

Así, los correos electrónicos enviados y recibidos entre este hombre y su esposa a través de la cuenta de correo electrónico del trabajo trataban, entre otros,  sobre las dificultades financieras que estaban atravesando; revelaron su plan para reunirse con los funcionarios de una Universidad para asegurarse un puesto de trabajo y la obtención de un buen salario.  Estos mensajes, y algunos otros enviados a funcionarios de la Universidad,  fueron usados posteriormente en el juicio para demostrar  la conexión entre el empleo propuesto y su plan para obtener fondos para esta Universidad.

El tribunal de distrito determinó que el hecho de que hubiera firmado y consentido la política que permitía el control de las comunicaciones;  así como, la reafirmación en esta política cada vez que iniciaba sesión en su equipo al  introducir la clave necesaria para continuar el proceso de conexión eran hechos suficientes para determinar la renuncia a dicho privilegio marital. Y así también lo consideró el Tribunal de Apelación al estimar este concreto caso fuera de los límites del privilegio marital.

Facilitamos copia de la sentencia mencionada.

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