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Las falsas paradojas acerca de la privacidad en Internet

Hoy es noticia el muy interesante estudio realizado por la empresa estadounidense EMC que lleva como título “El Índice de Privacidad de EMC: un mundo de paradojas complejas”, que es el fruto de un minucioso trabajo basado en encuestas online a más de 15.000 internautas de 15 países de todo el mundo. El problema es que de sus muy valiosos resultados se han sacado a mi juicio conclusiones erróneas.

El fallo según mi parecer ha sido intentar realizar silogismos entre las diferentes respuestas, y que han concluido como falacias. Así, a modo de ejemplo, se resaltan como paradojas:

  1. “Lo queremos todo”, los consumidores dicen querer todas las comodidades y ventajas de la tecnología digital, sin embargo afirman que no están dispuestos a sacrificar nada de su vida privada para conseguirlos.
  2. “No hacemos nada”, a pesar de que los riesgos de la privacidad afectan directamente a muchos consumidores, la mayoría no toman prácticamente ninguna medida para proteger su intimidad, y responsabilizamos de ello a gobiernos y empresas.
  3. “Intercambio social”, los usuarios de redes sociales dicen valorar la privacidad, pero comparten libremente grandes cantidades de información personal, a pesar de que carecen de confianza en las instituciones para proteger esa información.

A estas paradojas podría responder en los mismos términos:

  1. Queremos ser conscientes de la finalidad con la que serán tratados nuestros datos. Es con información con lo que podemos desterrar la falsa sensación de gratuidad de las aplicaciones, propiciada comercialmente desde las plataformas, de manera que los usuarios seamos bien conscientes de que el beneficio que obtenemos de un servicio lo estamos pagando con nuestros datos personales. Al respecto resulta interesante recordar las recientes sanciones a Google.
  2. Queremos que se tenga en cuenta la privacidad en el diseño de las tecnologías. No se puede determinar de forma predefinida para el usuario los niveles más bajos para su privacidad cuando se da de alta en una aplicación, como sucedía hasta hace poco con Facebook. Este concepto de Privacy by Design no es precisamente nuevo.
  3. Queremos controlar quien accede a nuestra información. Y no nos referimos a la información personal que podemos facilitar de forma pública, de la que cada cual es responsable, sino a los accesos al parecer ilícitos que se pueden estar cometiendo por parte de gobiernos y organismos.

Estoy convencido de que la defensa de la privacidad no está reñida con el desarrollo de la Sociedad de la Información, y creo que es posible una red segura y fiable sin tener que renunciar a nuestros derechos.

¿Hablamos?